Es una respuesta general del organismo ante demandas (internas o externas) que en principio resultan amenazantes, consistiendo básicamente en una movilización de recursos fisiológicos y psicológicos para poder afrontar tales demandas
Se trata de un estado que experimenta la persona cuando encuentra un desajuste entre lo que exige una situación y la percepción de la propia capacidad para afrontar esa situación.
Es una respuesta adaptativa que puede resultar beneficiosa para incrementar y mantener el rendimiento y la salud. Por ejemplo, estar preocupado por el desarrollo de una reunión de trabajo, puede provocar que se dedique más tiempo a preparar esa reunión convenientemente, O estar enfadado por estar engordando, puede propiciar que se siga una dieta alimentaria más apropiada y se realice ejercicio físico, mejorando así la salud de la persona estresada. En estos casos, el padecimiento de estrés, con manifestaciones de preocupación o enfado puede movilizar a las personas para que funcionen eficaz y saludablemente. Pero el exceso (en cantidad o calidad) de estrés, por estar expuesto a muchas o muy impactantes situaciones estresantes y/o por falta de recursos apropiados para hacer frente a las situaciones, puede perjudicar el rendimiento y la salud de las personas.
Se podía definir como la respuesta fisiológica, psicológica y conductual de un individuo a cualquier cambio en el ambiente, para adaptarse a él, preparándose de esta forna para afrontar la situación nueva. Así podrá percibirla mejor, decidir qué conductas llevar a cabo y realizarlas de la forma más rápida posible. Se trata de una reacción adaptativa. Cuando la situación de estrés se ha solucionado, termina la respuesta de estrés y el organismo vuelve a un estado de equilibrio.
Por otro lado, el estrés es algo subjetivo y personal. La misma situación puede ser percibida y respondida de forma diferente por dos personas distintas o en dos momentos diferentes por la misma persona.
Por tanto, la respuesta de estrés depende de:
- La situación
- La interpretación que hacemos de la situación
- Los recursos o habilidades de que disponemos para enfrentarnos a ella.
Características de las situaciones estresantes
Al hablar de situaciones estresantes, normalmente se piensa en situaciones negativas, pero también pueden provocar respuestas de estrés acontecimientos positivos como: tener un hijo, practicar un deporte de riesgo o ver una película de miedo.
Las situaciones estresantes pueden ser positivas (agradables) o negativas (aversivas). Cualquiera de estas situaciones exige al organismo adaptarse al cambio y, en consecuencia, generar los recursos necesarios para enfrentar las situaciones.
Por todo, se puede concluir que provoca estrés todo aquello que implique:
- Cambio en la situación
- Una novedad (sucede algo nuevo)
- La pérdida de algo
- La falta de información sobre lo que puede pasar
- La incertidumbre (no saber cuando va a ocurrir algo)
- Falta de habilidades para hacer frente y manejar la situación que se presenta
¿Qué nos estresa?. Fuentes de estrés (o estresores)
En general, son potencialmente estresantes las situaciones que pueden ser importantes para las personas, que implican cambios significativos en su vida cotidiana, o que las obliga a sobre-funcionar para manejarlas o adaptarse a ellas, por ser novedosas, inciertas, ambiguas, conflictivas, dolorosas, irresolubles.
Son situaciones que pueden presentar las siguientes características:
- Amenazan a la seguridad de las personas (personal, económica, la autoconfianza, autoestima, la imagen social)
- Atentan contra principios, valores y creencias fundamentales (por ej: principios éticos y creencias como hay que hacer el bien a los demás)
- Exigen un sobreesfuerzo físico y mental
- Implican la toma de decisiones difíciles (la obligación de asumir responsabilidades y/o riesgos importantes)
- Implican someterse a una evaluación social (sobre todo por personas significativas: jefe, amigo, pareja)
- Plantean conflictos o problemas difíciles de solucionar (ej. Enfermedad grave de un familiar, situaciones interpersonales en las que se haga lo que se haga se queda mal)
- Conllevan la exposición a algo desagradable (ingreso hospitalario, enfrentarse a situaciones laborales complicadas con las personas que se atienden)
- Suponen la restricción de la actividad normal y/o la dependencia excesiva de los demás (ej: depender de un familiar para tomar una decisión o para trasladarse de lugar)
- Conllevan la realización de tareas monótonas, aburridas o poco interesantes o gratificantes
- Propician la aparición de sentimientos de inutilidad o fracaso (ej: la jubilación, no lograr objetivos planteados)
- Consisten en la agresión de otras personas (ej: verbales de personas atendidas, o más sutiles como el aprovechamiento del trabajo de uno por parte de otro compañero)
Pueden clasificarse como:
- Sucesos vitales intensos y extraordinarios
Se trata de acontecimientos o experiencias en la vida de las personas que exigen de éstas un trabajo de adaptación muy intenso. Ejemplos: Casarse, separarse, sufrir un accidente de coche, una intervención quirúrgica.
- Sucesos diarios estresantes de menor intensidad
Son situaciones de la vida cotidiana como el tráfico, discutir con la pareja o los hijos, que son muy habituales y, por ello, pueden provocar mayor cantidad de respuesta de estrés y producir más efectos negativos a nivel psicológico y físico que los extraordinarios y poco frecuentes.
- Situaciones de tensión crónica mantenida
Son aquellas situaciones que se mantienen durante períodos de tiempo más o menos largos (ej: Mal ambiente laboral, desempleo, enfermedad prolongada, propia o de un familiar )
En estos casos los efectos suelen ser más graves por darse la combinación de alta intesidad como los primeros y larga duración como los segundos.
La respuesta de estrés
Cuando el cuerpo se estresa se producen cambios físicos que en ciertas ocasiones son necesarios, por ejemplo: al cruzar la calle de repente te das cuenta que un coche está a punto de pillarte, entonces el organismo moviliza muchos recursos para salvarte: aumento de la frecuencia cardíaca, de la tensión arterial y muscular, la velocidad de coagulación de la sangre y de la circulación sanguínea, la respiración se hace más rápida y superficial, y también disminución de la función del sistema inmunológico.
Además, también pueden producirse cambios mentales. El cerebro se vuelve más eficiente: aumento de la actividad mental, mejora el discernimiento a corto plazo, mayor rapidez en la toma de decisiones, mejora de la memoria y concentración de la atención.
Efectos negativos del estrés
La activación extraordinaria de esos recursos implica también un desgaste importante para el organismo. Éste no puede mantener un ritmo constante de actuación por encima de sus posibilidades mucho tiempo, de ser así pueden producirse ciertos problemas:
- Empeoramiento de la salud: hipertensión, asma, insomnio, problemas gástricos, ansiedad, depresión y disminución de la energía.
- Disminuye el rendimiento: se cometen más errores y se pierde capacidad de concentración
- Búsqueda de alternativas poco saludables: fumar, beber alcohol o conductas alimentarias inadecuadas
Por otro lado, la persona estresada puede verse afectada a varios niveles:
- Nivel físico: palpitaciones, cefaleas, problemas dermatológicos, inquietud, desosiego, problemas digestivos.
- Nivel mental: Desconcentración, disminución de memoria, del pensamiento racional, falta de organización del tiempo, inadecuada planificación
- Nivel emocional: irritabilidad, impaciencia, angustia, preocupación, inestabilidad emocional, frustración, reducción de auto-estima, culpabilidad
- Nivel conductual:cambios en hábitos laborales, familiares, sociales, conductas impulsivas, torpeza en movimientos
A modo de resumen, puede decirse que los trastornos que más frecuentemente se ha relacionado con el estrés (por causarlo o empeorarlo), son:
1) Trastornos coronarios
El sistema coronario responde al estrés incrementando la función del corazón: Tasa cardíaca, contractilidad y rapidez del impulso, siguiendo el siguiente proceso. Al preocuparse o estresarse la persona el corazón se acelera y empieza a latir más deprisa y con mayor intensidad, dando como resultado que la sangre circule más, con más fuerza y mayor velocidad. También se producen cambios en los vasos sanguíneos para facilitar la circulación y aumentando el riego sanguíneo hacia los músculos y el cerebro, a la vez que se reduce el que se dirige a los riñones y la piel. Todo lo cual, ayudará a la persona a salir de la situación estresante. Pero esta reacción cardiovascular que sería adaptativa y saludable, puede ser negativa para la salud, porque si se mantiene de forma crónica la situación de estrés, por ej:
- Daño en los puntos de ramificación del sistema circulatorio, porque al aumentar la fuerza y turbulencia del fluido, ejerce gran presión en ellos, con el consiguiente desgaste
- Puede producirse aterosclerosis
- Hipertensión arterial, enfermedad coronaria, taquicardias, arritmias cardíacas episódicas, aneurismas, embolias y enfermedad de Raynaud
2) Trastornos respiratorios
Los bronquios se dilatan favoreciendo la conducción de oxigeno a los alveolos, lo que puede provocar: hiperventilación, taquipnea, disnea y sensación de opresión torácica.
En niños, se ha demostrado la relación entre el padecimiento de asma bronquial con situaciones de temor por separación de la madre, nacimiento de un hermano o ambiente familiar conflictivo.
También puede producirse el Síndrome de hiperventilación, que consiste en un incremento de la actividad respiratoria para mantener los niveles de oxigeno y anhídrido carbónico dentro de los límites normales, lo que puede producir debilidad, sensación de mareo, parestesias, cambios emocionales. Labilidad afectiva, llanto inapropiado, ansiedad
3) Trastornos inmunológicos
El estrés prolongado provoca una reducción de la respuesta inmunológica. Aunque no está suficientemente demostrado empíricamente la relación causa-efecto, si se ha comprobado que enfermedades muy relacionadas con el sistema inmune, como la esclerosis múltiple, artritis reumatoide y la diabetes juvenil, están precedidas por un período de estrés intenso.
Además las personas estresadas son menos resistentes a enfermedades infecciosas como un resfriado o enfermedades víricas y/o bacterianas como una gripe, o un herpes simplex
4) Trastornos endocrinos y metabólicos
Cuando una persona se enfrenta a una situación estresante, paraliza el almacenaje de energía que habitualmente realiza la hormona insulina, a la vez el cuerpo debe acceder a la ya acumulada y mediante un complejo sistema se descargan ácidos grasos, glicerol y glucosa, disponiendo así el organismo de la energia necesaria para responder a la situación. Pero si esto se mantiene crónicamente, porque llega a gastarse tanta energía que se canse y pueda llegar a la fatiga crónica. A nivel muscular también se produce un desgaste
5) Trastornos sexuales
En el hombre, se produce la disminución de ciertas hormonas y como consecuencia se dejan de estimular los testículos, disminuyendo la secrección de testosterona, además se produce una alteración en el SNA Simpático y Parasimpático que afecta a la normal erección y a la sexualidad completa.
En la mujer, también por una reducción de ciertas hormonas se produce una disminución de estrógenos, traduciéondose en una menor probabilidad de ovulación, llegando incluso a la amenorrea anovulatoria. Además la mujer estresada puede sufrir diferentes disfunciones sexuales, como: inapetencia sexual, infertilidad, coito doloroso, vaginismo, alteraciones en el ciclo menstrual y hasta amenorrea
6) Trastornos gastrointestinales
El estrés puede detener la digestión (el cuerpo decide ahorrar energía disminuyendo esfuerzos), produciéndose dolores estomacales, nauseas, flatulencias, diarreas y hasta úlceras. Otras enfermedades asociadas son. Colitis ulcerosas, Síndrome de intestino irritable, enfermedad de Crohn.
7) Trastornos dermatológicos
En las situaciones estresante suele sudarse más, que en situaciones de estrés prolongadas puede originar: sudoración excesiva o dermatitis atópica. También se relaciona con la psoriasis, urticaria crónica, rubor facial, tricotilomanía y alopecia
8) Trastornos musculares
Un nivel excesivo de tensión, conlleva la aparición de problemas como la rigidez o dolor muscular, además de sensación de ansiedad y malestar. Otros problemas relacionados: tics, temblores, contracturas. También las cefaleas tensionales.
9) Trastornos psicopatológicos
Se relaciona con conductas de ansiedad, miedos, fobias, depresión, estrés postraumático, conductas adictivas, conductas obsesivas compulsivas, insomnio, problemas de conducta alimentaria. También con problemas en relaciones interpersonales.
Además se ha demostrado la relación que existe entre el estrés y diversos procesos neuropsicológicos, como la memoria, la atención o la fluidez.
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